viernes, 9 de junio de 2017


XVIII CONADES


En un contexto como el actual, es necesario que la Sociedad Civil peruana sea protagonista en los momentos decisivos del país. La movilización y logros de los últimos años alimentan esa esperanza. La XVIII CONADES intentará ser el espacio de encuentro e intercambio de las diferentes organizaciones sociales, redes, plataformas y ONGD del país para encontrar puntos comunes para el análisis, la acción y la incidencia.

El 7, 8 y 9 de julio del 2017 se realizará en la ciudad de Lima el XVIII CONADES (Conferencia Nacional sobre Desarrollo Social) con la articulación de 50 organizaciones quienes conforman el Grupo Impulsor. Nuestra Asociación Humanidad Libre (Arequipa) es una de estas organizaciones y participará activamente de este evento.  



Visitar el link de la página CONADES: http://conades.org.pe/

Feminismo radicalde los años 70



Shulamith Firestone (7 de enero de 1945 Canadá - 28 de agosto de 2012), junto a Kate Millet, fue una de las principales fundadoras del feminismo radical. Fue una de las fundadoras de los grupos New York Radical Women, Redstockings y New York Radical Feminists. En 1970, publicó en  La dialéctica del sexo: en defensa de la revolución feminista, un texto fundacional y de amplia influencia para el feminismo. Es considerada como feminista pro-tecnología.

Escribe: "Existe una dialéctica más radical que la de la lucha de clases": la servidumbre biológica que se sitúa en la raíz de la opresión de las mujeres".

Firestone murió de muerte natural a los 67 años. Tras el enorme éxito de su primera obra, escrita con 25 años, se retiró de la actividad pública.  

Veremos la  organización del movimiento feminista de mujeres afrodescendientes, los grupos de autoconciencia feminista, con la experiencia de NOW (National Organization for Women), de EUA, y finalmente los feminismos latinoamericanos.

 
 
 

La feminidad como construcción y la mujer como el otro absoluto: Simone de Beauvior y “El segundo sexo”


¿Qué es una mujer?, Simone de Beauvoir analiza la condición de la mujer, categoría asignada socialmente pero basada en su condición biológica.



La historia ha sido escrita por hombres, y ese es el motivo que se han colocado en situación de ser superior, de ser positivo, de ser bueno, de ser dueño, de ser razón,  por tanto, han colocado a las mujeres en el lado contrario. Las mujeres no han podido reconocerse como clase, a diferencia de muchos otros grupos oprimidos como por ejemplo, los judíos, las personas afrodescendientes, porque las mujeres estamos dispersas entre los hombres, y en todas las comunidades, además estamos atadas a un sistema perverso del Esclavo-Amo, que nos hace permanecer “amando” a nuestro verdugo por las comodidades y/o seguridad que nos otorga, porque significaría perder las ventajas, se tendría la necesidad de justificar su propia existencia, inventar sus propios fines, vivir en libertad, ser responsables y negarse a ser “El Otro”Las mujeres estamos en la situación de la alteridad permanente y absoluta, asumiendo la subordinación como natural. No nos reconocemos como NOSOTRAS, lo cual nos colocaría como sujetas, al reapropiarnos de nuestra categoría. Las mujeres carecemos de unidad, de un pasado común, no hemos estrechado lazos, no hemos sido cómplices. El mundo no es para nosotras, la historia no nos pertenece.

La Revolución Industrial añadió a las mujeres al trabajo, a la producción, sin embargo, la burguesía reclamaba a las mujeres en la casa porque eso daba solidez a la familia y garantizaba la propiedad privada.  Ahora se habla de la “igualdad de la diferencia” que es una discriminación más extrema, pero ahora se habla de la “buena mujer” que es aquella que cumple con todos los cánones de la feminidad, madre, abnegada, sumisa, etc., el comportamiento bueno o malo de la mujer es de carácter público y de interés general pero desde su estatus privado. A la mujer se le condena a la inmanencia (invariabilidad) a ser inesencial, a lo estático, a ser “Lo Otro”. Definido, caracterizado, dominado por “El Uno”, el hombre.

Sobre el carácter de la mujer, es inexacto, irracional, paciente, y rechaza a los hombres. Se acepta el orden impuesto por los hombres, se les culpa pero no se rechaza, no se hace nada por liberarse. A pesar que los hombres reconocen la dependencia de esos “poderes ocultos” como la sexualidad que los hace dependientes y expectantes.

Es posible responder a las siguientes preguntas:

1.- ¿Cumplo con el concepto de “mujer” del texto?, ¿Cómo?.

2.- ¿Cómo dejo de ser una “La Otra”?

3.- ¿Cómo construyo un mundo “no macho”?, ¿Un mundo para mí?

4.- ¿Las mujeres hemos hecho alianzas para sobrevivir o para subvertir?

Desde las diferentes opiniones observamos que la maternidad es un tema importante en la experiencia de mujeres madres, siendo hijas, no siendo madres, experiencias que marcan nuestras vidas. Sin embargo, la religión ha utilizado esta capacidad fisiológica como un espejismo de la trascendencia. El aborto, el miedo a morir, el amar a ese ser, que quizás no se le deseó desde el primer momento. La autonomía lograda o no, sobre el amor romántico, sobre la entrega, es una constante confrontación de contradicciones, se siente culpa (concepto impuesto desde la religión), el cuidado hacia las otras personas. La otredad nos define. La feminidad, el ser “buena mujer”. Se presentan experiencias en las que se ha valorado a las mujeres por su posición de fuerza y se les “respeta” porque se comportan como hombres (trabajo, familia, política).

En todos los grupos oprimidos para obtener la libertad se “mató” al amo, en el caso de las mujeres, ¿cómo se haría eso?, ¿a quién se tendría que matar?. En la imposibilidad del asesinato es necesario deconstruir al amo. Dejar de pensarnos en relación al otro/otra, no ser la esposa, la hija, la hermana, la empleada, la amiga, etc., etc. Eso nos genera ser invisibles. En lo cotidiano usar lenguaje inclusivo, denominarnos, llamarnos, identificarnos como categoría “mujeres”.

Construir un mundo no macho, un mundo para nosotras, pero no equiparando al macho, no con los privilegios que ellos tomaron para sí porque no pensaron en los derechos de los otros. Queremos un mundo sin opresiones para nadie, allí entra la interseccionalidad, cómo somos atravesadas por las diferentes discriminaciones, es allí entonces dónde debemos comprender que también, e algún modo, tenemos privilegios en cuanto a otras mujeres, y debemos reforzar el discurso, es necesario cuestionarnos para no caer en situaciones de subordinación.